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Apple: de la obsesión por el producto a la obsesión por los accionistas
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Apple: de la obsesión por el producto a la obsesión por los accionistas

Apple acaba de perder 1,1 billones de dólares de valor en solo cuatro meses.

Para ponerlo en perspectiva: más de lo que la mayoría de países genera en un año entero. Su capitalización cayó un 28% en ese breve periodo, relegándola al tercer puesto detrás de Nvidia y Microsoft.

¿Cómo llegó hasta aquí la que fue la compañía más valiosa del mundo entre 2021 y 2023? La historia no empieza este año, sino en 2011, cuando Steve Jobs dejó el mando y entregó el timón a Tim Cook.


Dos visiones, dos modelos de éxito

Cuando se despidió, Jobs le dijo algo esencial a Cook: “No te preguntes qué haría Steve, solo haz lo correcto”. Y para Jobs lo correcto era claro: grandes productos generan grandes resultados financieros.

Cook, en cambio, apostó por la ruta opuesta. Jobs, en 2010, tenía 27.000 millones de dólares en efectivo y rechazó usarlos en dividendos o recompras de acciones. Su razonamiento era simple: “Nuestro objetivo es aumentar el valor de la empresa”. En su visión, ese valor provenía de la innovación.

Seis meses después de la muerte de Jobs, Cook lanzó lo que este se había negado a hacer durante 14 años: el primer programa de dividendos y recompra de acciones. El plan inicial era de 45.000 millones, pero Apple terminó gastando 80.000 millones.

No es casualidad que Warren Buffett, que siempre evitó invertir en tecnológicas, invirtiera 1.000 millones de dólares en el Apple de Cook. Nunca había puesto un centavo en el Apple de Jobs. El mensaje era claro: la empresa ya no era un templo de innovación, sino una máquina financiera.


El impacto en el diseño y la cultura

El cambio cultural fue brutal. Jobs visitaba el estudio de diseño cada día; Cook, apenas una vez al mes. Jonathan Ive, el genio detrás del iPhone, perdió poder frente al área financiera.

Cuando Ive pidió un desfile de moda de 25 millones de dólares para presentar el Apple Watch, Finanzas lo tachó de “innecesario”. Por primera vez, las ideas de diseño empezaron a enfrentarse a los ejecutivos financieros. Ive se desmotivó, empezó a trabajar desde casa y llegaba tarde. La innovación comenzaba a morir.


El reflejo en los productos

La falta de ambición se notó pronto. Los iPhone 6, 6s, 7 y 8 (2014-2017) eran prácticamente idénticos. El cambio no vino por innovación, sino por subidas de precio:

  • Bajo Jobs, el iPhone costó 650 dólares durante 7 años.

  • En 2017, Cook lanzó el iPhone X a 1.000 dólares, un 30% más caro.

  • En 2023, el modelo más caro alcanzó los 1.200 dólares.

  • Incluso el modelo “económico” subió un 40% en un solo año.

  • Precio medio del iPhone: 657 dólares en 2016 → 974 dólares en 2024.

Cook encontró la gallina de los huevos de oro: subir precios. Pero esa estrategia tenía un límite.


El verdadero desastre: la IA

Apple fue pionera en asistentes de voz con Siri en 2011. Pero en 2017, Siri tenía solo un 62% de precisión, frente al 90% de Google Assistant. Y cuando ChatGPT salió en 2022, Apple estaba años atrás.

En 2023, el equipo de IA de Apple pidió 50.000 GPUs (unos 10.000 millones de dólares) para ponerse al día. Cook aprobó la inversión, pero el área financiera la bloqueó con un argumento demoledor: “Hagan los chips existentes más eficientes”.

Ese mismo año, Apple gastó 77.000 millones de dólares en recompras de acciones. Y en 2024, la cifra ascendió a 110.000 millones, liderando el mundo en esta práctica.

La comparación es dura:

  • Amazon gastó 85.000 millones en I+D.

  • Google, 45.000 millones.

  • Meta, 39.000 millones.

El resultado es obvio: todos tienen mejor IA que Apple. Justo lo que Jobs temía.


La gran lección de Apple

La pérdida de 1,1 billones de dólares es la prueba más clara de que Steve Jobs tenía razón en algo:

👉 Cuando priorizas a los accionistas por encima de los productos, terminas perdiendo ambos.

Cook multiplicó por 10 la capitalización de Apple, sí. Pero a costa de erosionar el motor que la hizo única: la innovación. Hoy, una empresa que modernizó industrias enteras es incapaz de tener un asistente de voz competitivo.


Reflexión final

De esta historia hay dos aprendizajes clave para cualquier empresa o líder:

  1. La orientación a producto no es opcional

    Una compañía tecnológica puede disfrazar durante un tiempo la falta de innovación con ingeniería financiera o subidas de precios, pero tarde o temprano el mercado ajusta cuentas. El único camino sostenible es poner el producto y al usuario en el centro.

  2. Nunca olvides tu modelo de éxito

    Apple creció gracias a su obsesión por el diseño y la innovación disruptiva. Ese era su modelo de éxito. Cambiarlo por la lógica de recompensar accionistas fue minar su propio futuro. Toda empresa debería preguntarse: ¿qué nos hizo relevantes? ¿y cómo protegemos eso por encima de todo?

Porque la relevancia no se compra con recompras de acciones. Se gana, cada día, con productos que cambian la vida de las personas.

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